Desde el mes de abril prácticamente no ha llovido en Extremadura, esta situación ha dado lugar a una escasez de pastos y a una menor producción de paja de cereales.
En estos momentos la ganadería extremeña se está alimentando exclusivamente con piensos y pajas aportadas por los ganaderos ya que las superficies de pastos en las que tendrían que estar comiendo las ganaderías se encuentran absolutamente peladas tras varios meses sin llover, además a esta circunstancia el ganadero tiene que aprovisionar además el agua que escasea en la totalidad de las explotaciones extremeñas.
La situación se agrava por el incremento de los costes de estos productos y como en el caso de la paja estamos comprobando la competencia de las industrias de biomasa, que están acaparando la poca y cara paja que necesitamos para nuestro ganado.
La paja de cereal ha subido de precio de octubre a diciembre en un 30%, hemos pasado de 69 € a los 90 € por tonelada que nos cuesta actualmente la paja de calidad.
El acaparamiento de paja por parte de las industrias de biomasa supone una competencia desleal con el sector ganadero, ya que este no puede repercutir el incremento de costes cosa que si sucede con las industrias energéticas.
Por poner un ejemplo las instalaciones de Acciona en Miajadas puede consumir al año 77.000 toneladas de paja, lo que es lo mismo, la ración de volumen de 51.300 vacas durante 100 días.
La Unión de Extremadura ha solicitado una reunión con los responsables de las industrias transformadoras de energía a través de la Biomasa de Extremadura para que durante el periodo que dure esta sequía, modifique la materia prima que usa para la obtención de energía, utilizando materiales leñosos en vez de paja.
Exigimos a la Junta de Extremadura que medie en este problema ya que al ritmo que se va quemando paja para producir energía va a desaparecer el alimento para la cabaña ganadera regional.